Crimen de Fernando Báez Sosa: Máximo Thomsen le pegó la patada

Se confirmó que fue Máximo Thomsen el rugbier que le pegó la patada en la cara a Fernando Báez Sosa.

Este sábado se cumplen seis meses desde la muerte de Fernando Báez Sosa. Finalmente, se comprobó que fue Máximo Thomsen el rugbier que le pegó la patada en la cara, según indican los resultados de la pericia scopométrica, con la cual se identificó la zapatilla con la que golpearon al joven fallecido.

Fuentes de la causa le confirmaron a Clarín: “Se estableció que la impronta de la autopsia se corresponde con la impronta de Thomsen y con unas zapatillas marca Cyclone secuestradas que también coinciden con la impronta de Thomsen”.

En Mar del Plata, el pasado 29 de mayo, en el laboratorio que tiene en la ciudad la Policía Federal Argentina, comenzaron las pericias scopométricas sobre los calzados de los jóvenes detenidos por el asesinato, ocurrido el 18 de enero frente al boliche Le Brique.

Estas pericias tuvieron el objetivo de cotejar las huellas de las zapatillas secuestradas en la casa que los acusados alquilaban en Gesell, con una impronta hallada en la cara de Báez Sosa, y a partir de esa comparación, determinar a su vez a quién de ellos pertenece el calzado.

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Crimen de Fernando Báez Sosa: Máximo Thomsen le pegó la patada

Se confirmó que fue Máximo Thomsen el rugbier que le pegó la patada en la cara a Fernando Báez Sosa.

Fuentes de la investigación confirmaron que “hay una impronta de un calzado en el rostro de Fernando que ha quedado bien gráfica, como un pisotón con la punta. Ese dibujo se coteja mediante fotos con las zapatillas secuestradas. Y hay que determinar además, a quién se le atribuye esa zapatilla”.

Los resultados de la toma de las huellas plantares de los ocho rugbiers implicados confirmaron que todo pertenece a Máximo Thomsen (18), que junto a Ciro Pertosi (20), Luciano Pertossi (18), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (20), Blas Cinalli (19) y Ayrton Viollaz (21), están imputados como coautores del delito de “homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”.

Por otra parte, un peritaje de ADN confirmó que había sangre de Fernando Báez Sosa en la camisa de uno de los ocho rugbiers. Además, se determinó que en la uña del dedo meñique de Fernando fue encontrada sangre de Cinalli, punto que ya había sido adelantado a mediados de abril, cuando los investigadores recibieron un resultado preliminar del peritaje.

A casi seis meses del homicidio, se encuentran pendientes los peritajes psicológicos y psiquiátricos solicitados por el juez de Garantías de Villa Gesell,David Mancinelli, para los detenidos, y recién podrán realizarse cuando se levante la cuarentena por el coronavirus, para evitar desplazamientos fuera del penal en el que están alojados.