Robaron el instituto Malbrán en plena cuarentena

El sujeto será deportado a Colombia una vez que concluya el cierre de fronteras. Había sustraído insumos informáticos y un botiquín.

En medio de la cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus, un hombre de 26 años ingresó al Instituto Malbrán y robó distintos insumos médicos e informáticos. Tras ese hecho, que fue captado por las cámaras de seguridad, fue condenado a dos meses de prisión y será deportado a Colombia, su país de origen, cuando se levante el cierre de fronteras. Tendrá prohibido regresar al país por cuatro años.

El juez Luis Schelgel, interinamente a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 62, condenó al sujeto por los delitos de “hurto simple consumado en concurso real con hurto simple en grado de tentativa”.

El ciudadano colombiano aceptó su responsabilidad en el marco de un juicio abreviado (vía virtual) llevado adelante por el fiscal Augusto Troncoso, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°55.

Las audiencias en el proceso se realizaron de manera remota. Durante la de clausura, celebrada este viernes 17 de abril, estuvieron conectados el imputado y su defensor, el juez Schelgel y el fiscal Troncoso. Allí, el magistrado aceptó el acuerdo de juicio abreviado celebrado por las partes y ordenó la liberación del acusado.

A pedido del representante del Ministerio Público Fiscal, el juez decidió enviar un oficio al Ministerio de Desarrollo y Hábitat del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con el objetivo de que se arbitren los medios necesarios y le asignen un lugar para que el hombre cumpla con el aislamiento. Cuando se levanten las medidas de restricción, el imputado deberá presentarse en la Dirección General de Migraciones para “someterse a la autoridad migratoria”.

Según la justicia, el colombiano se llevó un monitor, un CPU, diversos objetos de computación, un bolso con diferentes herramientas para trabajo de electricidad, una campera de trabajo de color azul y un botiquín que contenía agua oxigenada, algodón, alcohol, gasas y analgésicos, entre otras cosas. Unas horas después, a las 23, el ahora condenado ingresó nuevamente a la institución y comenzó a pegarle puntapiés a la puerta de la oficina de mantenimiento para entrar. Esta secuencia fue advertida por las cámaras de seguridad del lugar, por lo que se llamó a la policía y el imputado quedó detenido.