Santa Fe: murieron dos presos tras enfrentarse a puñaladas

Los dos internos de la cárcel de Las Flores, en el norte de la ciudad de Santa Fe, compartían celda. La pelea sucedió rápidamente y los guardias fueron alertados por otros detenidos.

Sergio Damián Ortega y Gastón Eduardo Stromayer se pelearon con armas blancas que fueron producidas dentro del penal de Las Flores, provincia de Santa Fe. Las armas artesanales fueron utilizadas por ambos compañeros de celda, que comenzaron a pelearse y terminaron desangrándose tras los profundos cortes que se produjeron.

Pasado el mediodía del martes, los reclusos comenzaron a gritar para avisar a la guardia sobre la pelea. Los agentes del Grupo de Operaciones Especial Penitenciario (Goep) entraron a la celda y encontraron a los dos internos malheridos por lo que fueron trasladados al Hospital Cullen, donde fallecieron. Se investiga cuál fue el motivo del enfrentamiento.

Sergio Ortega cumplía prisión por un homicidio simple y ya había estado privado de su libertad en varios penales santafesinos. Gastón Stromayer, por su parte, cumplía una pena por robo calificado y también era reincidente. Stromayer estaba en la cárcel de Coronda en 2005, cuando se produjo la gran masacre de presos que terminó con la vida de 14 internos, y fue investigado como uno de los culpables del levantamiento.

Los internos suelen hacer armas con los materiales que tienen a mano, de este modo, muchas veces los guardias realizan inspecciones sorpresa donde encuentran materiales que podrían ser utilizados para entfrentamientos.

Algunos internos afilan los huesos de los muslos de pollos que se sirven en la comida o la cena para convertirlos en objetos punzantes. Es una de las más difíciles de detectar, porque los internos pueden portarla sin ser detectados al pasar por el arco de seguridad.

Otros recurren a las tapas de metal, con las que fabrican cuchillos capaces de provocar daños físicos significantes. Las adquieren en el ‘economato’, y suelen pasar desapercibidas.

También se utilizan placas de metal de los calzados, biromes, e incluso medias que son ‘reformadas’ para utilizar como ondas. Adentro de los penales, cualquier objeto susceptible de ser afilado es un puñal para los internos. Desde un cepillo de dientes hasta el palo de una escoba. Además, los cepillos dentales son muy difíciles de identificar en los controles de seguridad porque ocultan la forma punzante superponiendo un cabezal.

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