Sin materiales para una tarea de la escuela, logró sorprender a su maestra

Un alumno emocionó a su maestra por su creatividad cuando los recursos no sobran. No tiene acceso a internet ni materiales pero como puede cumple.

La consigna de la maestra de artes plásticas fue amplia: “Hacer una obra con lo que tengas en tu casa”. La recibieron los 35 alumnos de sexto año de la Escuela General Espejo, en la localidad de Luján de Cuyo, en Mendoza.

Uno de ellos, fue Luciano, de 11 años, quien vive en un asentamiento precario de Agrelo. “Hay que hacer una obra de arte”, se dijo. Pero en su humilde hogar no hay cartulina de colores ni marcadores, goma para pegar ni revistas para recortar, acuarelas o brillantina.

Con la ayuda de su hermano menor de tan solo cuatro años salió al patio de su casa. ¿Qué materiales podía usar para hacer la tarea? Frente a sus ojos había arena, barro, ladrillos, algunas ramitas sueltas. ¡Eso iba a usar! Con toda su imaginación puso manos a la obra y dio vida a un enorme dinosaurio. Usó tierra, mezclada con agua para delimitar el cuerpo del animal, unos palitos en reemplazo de las garras y los dientes, el color estuvo presente de la mano del polvo de ladrillo que sirvió para las espinas del lomo.

El toque final, la firma. Con los palitos restantes escribió su sobrenombre en mayúscula.

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Sin materiales para una tarea de la escuela, logró sorprender a su maestra

Sus padres tomaron una foto y se la enviaron a la maestra. “Envío cada quince días las tareas, y luego hago una devolución de cada trabajo. Cuando vi la imagen quedé impactada, es una obra que representa muy bien el arte efímero. Lo compartí con mis colegas, y la sensación fue la misma”.

Debido al contexto de crisis sanitaria, Luciano se mudó junto a sus dos hermanos y papás a la casa de su abuela materna. “Me da una satisfacción enorme saber que lo hizo aún lejos de su casa. Quiero rescatar el trabajo de los chicos que, a pesar del entorno, tienen ganas de seguir adelante. Eso valoriza mucho más su obra”, dijo conmovida.

Arabena resaltó el compromiso de la familia en un contexto de pandemia, sin recursos digitales, para que sus hijos sigan estudiando. “En la zona tenemos una villa muy grande y ha sido difícil para ellos. Las mamás le ponen mucha garra: acompañan, cargan crédito en los teléfonos para enviar las tareas. Ver los resultados me pone muy contenta”, explicó.