Un sorprendente hallazgo tuvo lugar en la ciudad de Leeds, en Inglaterra. Un equipo de arqueólogos encontró en el sótano de una antigua posada un lote de cervezas que corresponden a la década de 1880.
En el lugar funcionaba en el pasado una fábrica de cervezas de la empresa Tetleys, fueron halladas más de 600 botellas, algunas de ellas conservadas en muy buen estado, incluso con el líquido en su interior.
En una primera instancia se creyó que eran cervezas de jengibre y que por consiguiente no tendrían alcohol. Sin embargo, cuando se llevaron a cabo las correspondientes pruebas se comprobó que era cerveza común y corriente. Asimismo los especialistas desaconsejaron el consumo de esta añeja bebida debido a su alta concentración de plomo.
Esta anomalía se debe al agua que pudo haber sido utilizada en la producción de estas cervezas. El agua se conducía por la antigua red de cañerías, las cuales estaban fabricadas con plomo, esto fue lo que originó la alta concentración del metal en las cervezas.