Horas cruciales
Luego del fracaso de la cumbre con el ex intendente Juan Pablo Luque y la falta de conexión directa con el bloque de concejales, el gobierno municipal de Othar Macharashvili transita un momento complicado porque, a la vuelta de la esquina, tiene la discusión del proyecto presupuestario 2025 en el Concejo Deliberante.
Luego de mucho tiempo de esquivarse, semanas atrás Macharashvili y Luque se vieron las caras. El encuentro se generó luego de que el bloque de concejales de Arriba Chubut le transmitiera al intendente su decisión de no acompañar el proyecto de extensión del servicio de transporte de Diadema, que recibió un día antes de la finalización del mismo, sin información y con una prolongación de 18 meses que aparecía como injustificada. Los ediles se plantaron y también lamentaron, no solo la falta de comunicación, sino también que el gobierno municipal no tenga contacto alguno con quien es el jefe político de la mayoría, por no decir la casi totalidad de la bancada, que no es otro que el ex intendente Luque.
Conminado por la situación, el intendente convocó a su antecesor a quien le solicitó que intermedie con el bloque para que la concesión salga sin inconvenientes. Algo que Luque logró no sin esfuerzo, porque los concejales entendían que el envío de ese proyecto, en esas condiciones y sin anuncio e información previa, había sido la gota que rebalsó ese vaso que se venía llenando en estos 11 meses de gestión.
Días atrás hubo un acuerdo de diálogo entre Macharashvili y Luque, que también incluía intercambio de opiniones sobre cómo seguir la gestión y la relación con los gobiernos provincial y municipal. Sin emabrgo, lo que se supo es desde el papel del intendente actual no se respetaron determinados acuerdos y en el entorno de Luque ven en determinadas decisiones, gestos políticos más que claros.
La gota que rebalsó el vaso tuvo que ver con gestos contundentes del propio Macharashvili con la oposición. A su evidente alineamiento con el gobernador Ignacio Torres, se le sumó una reunión secreta con la legisladora Ana Clara Romero, a quien venció en las últimas elecciones municipales y se supone una contrincante política directa a nivel municipal.
Y otro hecho sucedió en la presentación del Consejo Económico Social, en el cual Othar tuvo palabras de elogio para los concejales Martín Gómez (PRO) y Omar Lattanzio (Raúl Alfonsín) y ni una para el propio bloque, que estaba representado por su presidente, Marcos Panquilto, que es quien pone la cara y los argumentos en el debate para defender las propuestas del oficialismo. Gómez, que en todas las sesiones es muy crítico con la gestión municipal, en esta ocasión recibió el halago del intendente, quien expresó: "El concejal Gómez, al cual tengo un aprecio especial, aunque sea de la oposicon, pero como persona, como ser humano, como miebro de esta sociedad hace sus aportes y de esta construcción que se enriquece es en la que yo voy a seguir trabajando y sembrando para poder cosechar una ciudad mejor".
Todos estos gestos acumulados hicieron enfurecer no solo al ex intendente sino también al vice intendente actual, Maximiliano Sampaoli, y a los concejales. Y desencadenó la decisión de Luque de alejarse más aún de la gestión actual, que según él mismo reconoció, "es muy mala".
El ex intendente ya comunicó el "hasta acá llegamos" que parece no tener marcha atrás y que deja al Ejecutivo en una posición delicada, ya que por delante y en lo inmediato tiene, nada más y nada menos, que la discusión del presupuesto, que históricamente no es acompañado por la oposición por más que se la "mime" en declaraciones o en gestos, como el intendente tuvo cuando puso en marcha el Consejo Económico Social.
Aceptación de obras y recambio de gabinete
El gobernador Ignacio Torres firmó, como se adelantó en esta columna, el "Régimen de Extinción de Obligaciones Recíprocas" con Nación. Por el acuerdo, Nación le condonó a la provincia los casi 200 mil millones de pesos de la deuda del Fondo Fiduciario pero aceptó la transferencia a Chubut de las obras que debía realizar el gobierno nacional, que sigue orgulloso de haber cancelado la totalidad de las mismas en todo el territorio de la República Argentina. Algo que nunca sucedió en el país, desde que es tal y desde que se lo gobierna con un sistema representativo, republicano y federal.
Está claro que alivianarse de una deuda tan ominosa es importante pero desligar al gobierno nacional de la obligación histórica y asumida de llegar a cada rincón del país, con obras vitales para el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida, es como mínimo discutible. Tampoco está claro cómo hará Chubut, más allá de que se saca de encima ese abultado pago de deuda, para llevar adelante esas obras que el gobierno de Milei paralizó y de las que ahora se desatiende legalmente.
Este acuerdo, por otro lado, llega en momentos en el que el gobierno nacional vuelve a necesitar de sus aliados funcionales para no solo seguir sosteniendo el DNU 70 sino también aprobar en el Congreso de la Nación el proyecto presupuestario 2025, que es mucho más cruel que el reconducido en este 2024, y por el que se negó la movilidad jubilatoria, el financiamiento Universitario, se avaló la mencionada anulación de la obra pública y la eliminación de derechos en Salud y acciones sociales.
En la semana, tanto el gobernador Ignacio Torres como la diputada nacional Ana Clara Romero participaron de un zoom donde se generó el compromiso de sostener el Financiamiento Universitario para el 2025. Lo mismo había suscripto, de manera directa y presencial, el mandatario con la Rectora de la UNPSJB, Lidia Blanco, a finales de octubre. La pregunta es: ¿Se podrá ahora votar desde el PRO y/o Despierta Chubut distinto a lo que fue en el momento de tratar el veto de Milei? ¿Podrá Torres reorientar esos votos pese a lo que políticamente acordó para condonar la deuda de Chubut?
Dicen que la política es el arte de lo imposible. Eso, por lo tanto, puede incluir acomodar discursos o ir cambiando posiciones de un momento a otro y sin ruborizarse en lo más mínimo.
El gobernador, mientras tanto, provocó cambios en el gabinete que, en reglas generales, fue un reacomodamiento de funcionarios de un lugar a otro con el que queda claro que o confía en poca gente o que Despierta Chubut no tiene muchos cuadros para sumar a la gestión, que también necesita revitalizarse y comenzar a atender de lleno a los problemas de los chubutenses.