Patagonia

Una monja patagónica está a un paso de ser beatificada

La Iglesia Católica inicia el proceso formal para declarar beata a Cecilia María Sánchez Sorondo, religiosa neuquina cuya vida marcada por la fe, la alegría y la serenidad ante el sufrimiento, inspira esperanza en fieles de todo el mundo

Una monja patagónica está a un paso de ser beatificadaUna monja patagónica está a un paso de ser beatificada

Desde la Patagonia Argentina hasta el Vaticano, la historia de Cecilia María Sánchez Sorondo trascendió fronteras, impulsando la apertura de su causa de beatificación. Esta monja carmelita descalza, oriunda de Neuquén, fallecida en 2016 a causa de un cáncer de lengua, es recordada por su profunda fe, su alegría contagiosa y su admirable entereza ante la adversidad. Ahora, la Iglesia Católica ha dado el primer paso formal para reconocer su santidad, iniciando un proceso que podría convertirla en la primera beata patagónica.

Cecilia nación en San Martín de los Andes y vivió una infancia itinerante debido a la carrera militar de su padre. Buenos Aires y Santa Fe fueron algunos de los destinos que marcaron su juventud, pero fue en el seno de la vida religiosa donde encontró su verdadera vocación. Tras formarse inicialmente como enfermera, ingresó a la Orden de las Carmelitas Descalzas, adoptando el nombre de Cecilia María de la Santa Faz.

Según detalló Red 43, desde sus primeros años en el convento, la hermana Cecilia demostró una excepcional empatía y alegría, convirtiéndose en un faro de esperanza para quienes la rodeaban. Su capacidad para transformar el sufrimiento en amor se convirtió en un sello distintivo de su vida religiosa. En la Capilla del Carmelo de Santa Fe, donde ejerció como tornera, rápidamente se ganó el afecto y respeto de quienes acudían buscando guía espiritual y consuelo. "La hermana Cecilia siempre estaba dispuesta a brindar una sonrisa cálida y un consejo sabio", rememora Fabiana Guadalupe Retamal de Botta, amiga cercana de la religiosa.

La fortaleza de espíritu de Cecilia se manifestó con intensidad durante la etapa final de su vida. Fue diagnosticada con cáncer y afrontó la enfermedad con serenidad. 

Su paz interior y su ofrecimiento del sufrimiento "por amor a la Iglesia" no pasaron desapercibidos para las autoridades eclesiásticas. El propio Papa Francisco le envió una carta de aliento, reconociendo su fortaleza y recordándole la importancia de abandonarse a la voluntad divina. "Te acompaño con mi oración y mi bendición", le expresó el Sumo Pontífice.

A casi una década de su fallecimiento, la memoria de Cecilia María Sánchez Sorondo perdura viva en la comunidad religiosa y entre quienes conocieron su testimonio. 

Para avanzar en el proceso de beatificación, la Iglesia deberá ahora investigar y validar la existencia de un milagro atribuido a su intercesión. La indagación ya ha comenzado, mientras crece la expectativa por la posibilidad de que esta monja patagónica, ejemplo de fe y alegría, sea reconocida como beata. 

Esta nota habla de: