EL MILAGRO DEL DEPORTE ARGENTINO
Estamos en plenos Juegos Olímpicos de París, y ya aparecen triunfos y derrotas.
No hay premios en efectivo, bien sabido es que se homenajea a los 3 primeros con las medallas de oro, plata y bronce. Y del 5to al 8vo se les otorga el Diploma Olímpico.
Para la mayoría (con toda razón) estar en los Juegos es un triunfo, poder participar en lo más lindo que tiene el deporte mundial. Y todos se ganaron el derecho de asistir por méritos deportivos y con muchísimo esfuerzo. Pero siempre aparecen los que opinan sin saber y tildan de fracaso al deportista que salió 30°, calificando solamente el resultado sin conocer ni mínimamente el proceso previo.
Lo que vemos desde París en estos días en la T.V. es la pequeña punta de un témpano inmenso, compuesto de un gran deporte de base, y mucho apoyo y entrenamiento durante al menos 12 años (3 ciclos olímpicos) para trabajar los talentos que van surgiendo del propio deporte de iniciación.
"Los chicos/as tienen que hacer deporte porque se alejan del alcohol y las drogas". No. Conclusión errónea y simplista que pone al deporte como un mero paliativo. Deben hacer deporte porque serán personas más sanas de mente y cuerpo, y después como segunda consecuencia surgirán los que tengan más cualidades para destacarse y llegar a alguna Selección.
En toda la historia olímpica, los 10 países que encabezan el medallero son igualmente potencias económicas y que asignan mucho dinero al deporte, en todas sus fases. La única y honrosa excepción ha sido Cuba (país hermano que tiene el mayor porcentaje de medallas olímpicas por habitante del planeta) porque, entre otras cualidades, trabaja muy fuertemente el deporte escolar.
Argentina, como en tantos otros aspectos, es un mundo aparte en el deporte. En París 2024 somos la segunda delegación más numerosa de Sudamérica -y aún así, la menos numerosa de los últimos 32 años-; pero también en nuestro sub continente estamos en el 6to. lugar en cuanto al presupuesto estatal asignado para deportes. Y junto con Uruguay somos los únicos que no tenemos Ministerio Nacional de Deporte.
Dejando de lado de lado al fútbol, esa hermosa pasión que todos tenemos pero que siempre tuvo dineros y estructuras que nada tienen que ver con el resto de las disciplinas nacionales, todas 95 % amateurs, casi siempre debió remar contra la corriente pero tuvo dos grandes períodos con fuerte apoyo, y por ende éxitos.
La primera fue el período 1946-1955, con Perón Presidente. Se crean nada menos que los Juegos Nacionales Evita, se apoya fuertemente al deporte de alto rendimiento y se logran entonces la mayor cantidad de medallas de la historia, entre otros logros importantes a nivel mundial.
La segunda fue en 2009 con la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (E.N.A.R.D.), por Ley 26.573, compuesto por miembros del Comité Olímpico Argentino y del Estado Nacional. Recibía directamente en sus arcas el 1% de las tarifas de teléfonos celulares y al ser Autárquico tiene gran independencia administrativa y velocidad resolutiva, sin depender del subsidio estatal ni las trabas burocráticas.
Como nunca antes los atletas y entrenadores recibían becas estímulo y de alto rendimiento y también seguro médico, se crearon más programas deportivos de desarrollo, se aprobaron giras previas a las competencias sudamericanas y mundiales a todo el mundo y el E.N.A.R.D también compraba elementos e indumentaria.
Ello generó un lógico repunte en el rendimiento plasmado claramente en Londres 2012 y Río 2016. Hasta que en 2016, el presidente Macri quita esa autonomía financiera asignándole partidas de dinero por decreto (que por supuesto no era ni cerca de lo que recibía antes desde la telefonía). De ahí en más ha sido un declive, llegando a esta actual pésima gestión que solo le interesa instalar Sociedades Anónimas Deportivas.
Ahora, veamos el vaso medio lleno: Argentina tiene 20.000 clubes de barrio. Un ejemplo en el mundo entero. Todas Asociaciones Civiles sin fines de lucro, cuyos únicos dueños por igual son sus socios. Estos tienen un inmenso compromiso y amor desinteresado por su institución y sus colores. Y son decenas de miles las personas que diariamente y en las 24 provincias aguzan el ingenio dedicando tiempo y esfuerzo para que sus jugadores/as de todas las edades entrenen, compitan, se vistan, viajen, merienden, etc. Ninguna Sociedad Anónima jamás va a poner dinero en eso. Solo ellos, los socios, padres y simpatizantes, que ofrecen su corazón y demuestran un compromiso social y comunitario admirable.
De esos Clubes de Barrio por añadidura surgen luego los talentos que representarán al país a nivel internacional.
Los Juegos Panamericanos tuvieron XIX ediciones. Siempre ganaron los Estados Unidos, con dos excepciones: Cuba en 1991 y Argentina en 1951.
Nuestro país es el único que ha sido Campeón Olímpico y Mundial en Básquet y en Fútbol, los dos Deportes de conjunto más masivos. Y también en el individual: Copa Davis.
Somos vecinos de un gigante como Brasil, al que todos le temen en una cancha, que nos cuadruplica en territorio, población y apoyo económico al deporte. Sin embargo, le competimos de igual a igual y nos encanta el desafío de enfrentarlos.
Varios estudios sociológicos concluyen en que solo en algún país balcánico está presente como en Argentina el gran amor y compromiso con la camiseta nacional pese a cualquier adversidad. El deportista y el Director Técnico argentino de Club y de Selección entrena pese a todas las dificultades y falta de apoyo que merece, a veces poniendo dinero de su bolsillo, con una capacidad de resiliencia única. Esto es admirado y envidiado fronteras afuera y no tiene precio. Nadie lo podría comprar porque ninguno lo puede vender. Tenemos lo que nadie tiene. Está en nuestro ADN celeste y blanco.
Por eso, ese milagroso diamante en bruto que es nuestro querido deporte argentino espera que alguna vez haya una política nacional deportiva fuerte, federal y a largo plazo que acompañe el desarrollo de tanto talento y hambre de triunfo de nuestros jugadores y entrenadores. Con ese simple arranque sin duda tendremos una sociedad más sana y estaremos peleando los medalleros.
Quiero cerrar con una frase de Marcelo Milanesio, gran basquetbolista cordobés al que le tocó una etapa de Selección que cobraban magros viáticos y que a veces no tenían ni agua para ducharse: "Cuando te convocan de la Selección Argentina tenés que ir siempre, porque es como si te llamara tu mamá".
Carlos Portas
Profesor de Educación Física
Asistente a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 y Río de Janeiro 2016.
Colaborador del Comité Olímpico Argentino y de la Confederación Argentina de Handball en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995 y en los Juegos Olímpicos Buenos Aires 2018, además de varios Torneos Panamericanos y Mundiales de Handball.