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El mensaje del Papa Francisco: "ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana"

El Papa Francisco hizo un llamado a la creación de una "nueva arquitectura financiera internacional" para enfrentar las crisis que afectan a muchos países.

En un reciente evento en el Vaticano, el Papa Francisco hizo un llamado a la creación de una "nueva arquitectura financiera internacional" que sea "audaz y creativa" para enfrentar la crisis de deuda que afecta a muchos países, especialmente en el Sur Global. 

El pontífice advirtió que "ningún gobierno puede exigir moralmente a su pueblo que sufra privaciones incompatibles con la dignidad humana".

El Papa expresó la necesidad de un mecanismo multinacional basado en la solidaridad y la armonía entre los pueblos para romper el ciclo de financiamiento y deuda. Este llamado se produjo durante la conferencia 'Crisis de deuda en el Sur Global', organizada por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y la Iniciativa para el Diálogo Político, junto con destacados economistas y funcionarios financieros.

Entre los asistentes se encontraban Martín Guzmán, exministro de Economía de Argentina, Carlos Cuerpo de España, Fernando Haddad de Brasil, y Nadia Calviño, presidenta del Banco Europeo de Inversiones. El objetivo del encuentro era discutir formas en que las instituciones internacionales pueden abordar la creciente crisis de la deuda soberana que afecta a los países más pobres.

El papa Francisco señaló que la falta de un mecanismo adecuado favorece un "sálvese quien pueda" en el que los más débiles siempre pierden. Subrayó la importancia de tener en cuenta tanto la deuda ecológica como la deuda externa, describiéndolas como "dos caras de una misma moneda que hipoteca el futuro". Además, calificó de "pecado social" la inacción frente a estos problemas, enfatizando su carácter moral más allá de lo económico y político.

La conferencia también rememoró advertencias anteriores del Papa sobre la necesidad de aliviar la carga de la deuda para permitir el acceso a vacunas, salud, educación y empleo en los países afectados. Este enfoque resuena con las palabras del papa San Juan Pablo II, quien abogaba por una globalización solidaria que no dejara a nadie atrás.

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