Política

No es lo que parece, es peor

El hombre más rico y poderoso del mundo, Elon Musk, causó conmoción cuando, en el tradicional desfile de asunción presidencial, finalizó su discurso de agradecimiento con un gesto que, si no lo fue, se le pareció bastante al tradicional saludo nazi.

Saúl Gherscovici

El saludo del ahora funcionario estadounidense no pareció ser casualidad. La mecanicidad con el que su brazo derecho primero se toca el corazón y luego se alza hacia el público evidencia práctica y repetición. Para que no queden dudas, el hombre que sueña con conquistar marte, lo repitió dos veces, primero saludando a quienes tenía enfrente y luego a quienes estaban a sus espaldas.

El saludo dividió aguas en este mundo hoy envuelto en redes que, casualmente, en gran parte controla el magnate sudafricano. La mayoría de historiadores y pensadores entendieron que efectivamente fue lo que pareció. Otros desmintieron la evidencia o minimizaron el hecho, posición que posiblemente hubiese sido distinta si quien protagonizaba el hecho no fuera Elon Musk: blanco, multimillonario, poderoso y dueño de la tecnología de control y supresión (al menos social) más grande de la historia.

Lo curioso del caso es que el corazón de las justificaciones pasa por la consabida frase "no es lo que parece".

Un discurso que lo sostiene

Esos mismos que niegan que Musk haya hecho el saludo nazi prefieren ignorar que el mismo se condice con su discurso y el de Donald Trump contra todo lo que parece ser o es distinto a una supuesta supremacía que, casualmente, es blanca, en este caso habla en inglés en lugar de alemán, e impone en los discursos y en los hechos una sola manera de ver el mundo y en dos la percepción de los géneros.

Tanto en campaña como ahora como presidente en funciones, Trump adelantó que expulsará a los inmigrantes, levantará un muro de guerra en la frontera con México, le cambiará el nombre al Golfo de México, plantea anexar Canadá y Groenlandia. Todos planes, deseos y acciones similares a los que, por un tiempo y con millones de muertos, llevó adelante quien impuso y popularizó un saludo al menos parecido al que repitió Elon.

El mismo Elon que, además, claramente está apoyando al partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), calificándolo como la última esperanza para ese país de cara a las elecciones del próximo 23 de febrero, como recientemente recordó y cuestionó el presidente de Chile, Gabriel Boric.

Si ladra y tiene cuatro patas....

El presidente Javier Milei que devota y profusamente elogia a Elon Musk, a quien define como paladín máximo de la Libertad, salió rápidamente a defenderlo y a negar la evidencia.

Fiel a su estilo, el mandatario arrancó su texto con un título que, con las mayúsculas, pretende negar lo que se vio y defiende el estilo de gobierno y de vida que se impulsa. "NAZI LAS PELOTAS", fue el comienzo de su declaración.

"Elon Musk debe ser uno de los hombres más importantes de la Historia, que está empujando el progreso humano a ritmos vertiginosos, y siempre ha defendido la libertad en su forma más pura, para todos", sostuvo.

Y el presidente, como habitualmente hace y gusta, sigue dividiendo el mundo entre quienes piensan como él y los que no. "Por eso hoy toda la progresía internacional se monta sobre el inocente gesto para tildarlo de nazi. Porque su lucha por la libertad atenta contra el control hegemónico del wokismo internacional".

El presidente cerró su mensaje de defensa en una bravata no solo provocadora sino también preocupante porque incluye una amenaza persecutoria a quienes no piensen como Elon-Trump-Milei.

"Pero el mundo cambió. Elon no está solo. Los que luchamos por la libertad ya no estamos solos. Somos millones. Y ahora también recuperamos la "tierra de la libertad" que estaba en sus manos, gracias a nuestro querido Donald Trump. No sólo no les tenemos miedo. Sino que los vamos a ir a buscar hasta el último rincón del planeta en defensa de la LIBERTAD. Zurdos hijos de putas tiemblen. La libertad avanza. VIVA LA LIBERTAD CARAJO".

Seguramente este mensaje del presidente, para quienes adscriben a estas ideas supremacistas, tampoco es grave ni significa un ataque a la libertad de pensar y de sentirse distinto. Mientras esos dirán que no es lo que parece ni lo que se lee, otros vemos que donde hay algo que tiene cuatro patas, mueve la cola y ladra, no tenemos dudas que se trata de un perro.

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