Milei y las universidades: ¿Desquicio, falsedad, estrategia política o todo junto?
Opinión por Saúl Gherscovici.
El presidente Javier Milei ya no sorprende con sus reacciones, comentarios y esos datos que maneja como verdades que, en realidad, son lo más alejado a lo que pasa en la Argentina, a lo que sucedió en nuestra historia y a lo que se vive en el presente.
El sábado, luego de haber conseguido sostener el veto al Financiamiento Universitario, el titular del Poder Ejecutivo Nacional dio otro discurso provocador y desajustado a la realidad cuando oficializó su decisión de cambiar el nombre del Centro Cultural Néstor Kirchner por Palacio Libertad, Domingo Sarmiento.
Previo a ello, como sucedió en el Día de la Mujer o en el de la Memoria, la Verdad y la justicia, el gobierno fue al choque con la efeméride y reivindicó el 12 de octubre como "Día de la raza". Para eso presentó un spot cinematográfico en el que definió a Cristóbal Colón como uno de los colosos de la humanidad, sin mencionar ni una palabra de lo que vino detrás de ese "descubrimiento de América", como ahora Milei quiere que vuelva a definirse al genocidio de los pueblos originarios.
De autopromocionarse para el Nobel a no saber dividir
En el ex Centro Cultural Néstor Kirchner, Milei no habló del 12 de octubre sino de las Universidades Nacionales que dijo "no les sirven a nadie más que a los hijos de la clase alta y a los hijos de la clase media alta" en un país que aseguró "la gran mayoría de los niños son pobres, no saben leer, escribir o realizar una operación matemática básica".
Además del dato absolutamente erróneo, ya que el 48.5% de los estudiantes inscriptos en este 2024 están por debajo de la línea de la pobreza, es curioso que lo diga alguien que, al igual que su hermana, le cuesta leer un discurso y tuvo una clara dificultad para hacer una simple división entre la cantidad de alumnos y docentes que tiene la Universidad de Rosario.
Sin ponerse colorado, y mientras sugestivamente las cámaras mostraban a los ministros Cúneo Libarona (Justicia), Sandra Pettovello (Capital Humano) y la Canciller Diana Mondino, el presidente aseguró que "el mito de la universidad gratuita se convierte en un subsidio de los pobres hacia los ricos, cuyos hijos son los únicos que llegan a la universidad con los recursos, con la cultura y el tiempo necesarios para poder estudiar".
Otro dato falso, primero porque ya se mencionó la propia estadística sobre los estudiantes inscriptos, y segundo porque casi siete de cada diez alumnos, de los 2 millones que componen el sistema universitario público argentino, tienen padres y madres que no fueron a la universidad. Ellos son la primera generación de su familia en acceder a la educación superior.
Es decir que, pese a lo sostenido ayer por el presidente, las Universidades siguen siendo la principal herramienta para lograr esa "movilidad social ascendente", que se intenta destruir con el recorte presupuestario actual y con el propuesto en el proyecto 2025 que se está discutiendo en Diputados, donde ya se reconoce que es invotable.
La agresión permanente
Luego de ensalzar la figura de Sarmiento, Milei volvió a hablar de "ladrones, delincuentes y mentirosos" e insistió con la necesidad de auditar las Universidades algo que, por más que quiere seguir negándose, se hace tanto interna como externamente. Los Rectores, docentes y trabajadores de las Universidades ya señalaron que, en caso de querer hacerse más auditorías, este gobierno puede impulsarlas en el Congreso y designando para ello al personal necesario.
El problema es que para hacerlo se deben activar resortes de ese Estado que, el propio presidente, gozosamente reconoció que su mayor motivación es seguirlo destruyendo desde adentro. Milei, que en su discurso ante la ONU tomó como propias las palabras de un ficticio presidente norteamericano, protagonizado por Martín Sheen en la Serie West Wing, podría entender y dar como válidas las dichas por uno real, Abraham Lincoln, quien dijo "puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo".
Esa sentencia sigue siendo válida incluso en estos tiempos de redes donde los "trolls" pagos con fondos, que deberían reservarse para la Educación y la Salud Pública, se dedican a mentir y seguir mintiendo porque ellos saben que "algo siempre quedará"