¿Se vienen tiempos felices?

Saúl Gherscovici

El 2024 se fue con más pena que gloria y el 2025 arrancó con un mensaje optimista del presidente Javier Milei que, en función de lo que significó su primer año de gestión, nos hace dudar respecto a si su deseo tiene anclaje real. 

"Se vienen tiempos felices en la Argentina", escribió el presidente en la red social X donde, nuevamente, hace alusión a la epopeya del pueblo judío, con el clásico "estamos saliendo del desierto". Si bien tiene más texto,Milei centra su mensaje con una discutible certeza que es que "la recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer". Algo que, como mínimo, debe ponerse en duda. 

Milei ya nos acostumbró a que sus estadísticas y mediciones no guardan relación con la realidad. Un año después de asumir, el presidente y los suyos, sigueninsistiendo en que "la inflación viajaba al 17.000 por ciento". Se trata de un pésimo e insólito cálculo que le permitió establecer el relato de que su primer logro no fue otro que haber evitado "la peor hiperinflación de la historia", cuando, en realidad, lo primero que hizo fue aplicar una devaluación salvaje del 118%. 

El relato se complementa con otras mentiras como que los jubilados están en su mejor momento, que el sueldo creció abismalmente en dólares y que el crecimiento económico está en marcha cuando, en realidad, lo único que funcionó estos meses fue la bicicleta financiera, esa que trae beneficios para pocos y problemas para el resto. 

Los deseos a contramano de los hechos y anuncios 

Antes del mensaje navideño, Milei concretó la recontrareconducción del presupuesto 2023, para este 2025, que le permite continuar con su plan de ajuste y motosierra profunda, evitar los controles parlamentarios y, de paso, culpar sin razón al Congreso por no tener los fondos necesarios para atender las necesidades de los argentinos. 

Junto con ello, en la entrevista con Forbes, anunció más desregulaciones, reforma laboral y previsional, que incluyen libre contratación, jornadas laborales de hasta 12 horas, recorte y/o anulación de jubilaciones, y el incremento e igualdad de las edades jubilatorias que, en principio, serían los 70 años. 

En este primer año, el cálculo de los Empresarios Nacionales señala que, hasta noviembre, por la gestión económica de Milei-Caputo cerraron más de 10.000 empresas. Economistas afirman que la inflación en dólares es del 88.8%, la realidad muestra que los precios de argentina son los más altos del mundo. 

Pese a lo que Milei y Pettovello digan, la pobreza aumentó un 7 por ciento y 3 millones de personas cayeron en la indigencia, entre ellos muchos jubilados que tienen que hacer tortuosos trámites para (tal vez) recibir en meses los medicamentos que antes obtenían de manera gratuita. 

Por eso, hay que preguntarse cuáles serán los tiempos felices que nos preanuncia Milei, que sigue gobernando en base a un plan, que efectivamente es el de mayor ajuste de la humanidad, pero que no generó felicidad sino mayor pobreza, incertidumbre, y un estado de situación en el que la violencia y el desequilibrio emocional están a la vuelta de la esquina. 

Se trata, en definitiva, de un estado de situación muy lejano a este mensaje esperanzador que, no obstante, Milei circunscribe solo "para los argentinos de bien", que evidentemente no es la totalidad del pueblo, cuya mayoría lo votó pensando que iba a terminar con la casta. Esa que, lejos de estar con miedo, está empoderada, feliz, vivita y coleante.

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