Mujeres Invisibles en el Hospital Regional: Historias de trabajo silencioso pero esencial
En el Día Internacional de la Mujer, el Hospital Regional de Comodoro Rivadavia rinde homenaje a las mujeres que, desde el anonimato, son clave para el cuidado de los pacientes.
Este 8 de marzo, el Hospital Regional Comodoro Rivadavia compartió en sus redes sociales una serie de historias conmovedoras que resaltan la labor fundamental de tres trabajadoras del lavadero del hospital, quienes desempeñan tareas invisibles pero esenciales en el funcionamiento de la institución. Ellas se encargan de planchar, coser y distribuir la ropa de cama y otros elementos imprescindibles para la atención diaria a los pacientes.
Testimonios de las trabajadoras:
"Y los hombres lavan, nosotros planchamos, repartimos la ropa," comentó una de las trabajadoras, sin identificarse, señalando el importante rol de las mujeres en la distribución y cuidado de la ropa de los pacientes. "Los pisos tienen que tener la ropa para los pacientes, todo planchado, llevado a los pisos, se entrega en forma y tiempo. Y me gusta mi trabajo." Además, destacó cómo la dedicación a su trabajo la lleva a tener horarios extendidos: "Yo entro a las 12, pero vengo a las 11 hasta las 6:00 p.m. Estoy contenta porque me encanta planchar, haga calor o no, igual me encanta. Y hay que mantener el servicio limpio y baldeado."
Con más de seis años de experiencia en el hospital, Laura Miranda se identifica como planchadora del lavadero. Ella compartió cómo su trabajo no solo consiste en planchar la ropa, sino también en realizar tareas de reciclaje de prendas y confección. "Siempre estuve haciendo esto, cortando, confeccionando la ropa de quirófano, camisolines, sábanas, fundas, arreglando lo que está roto, reciclando, haciéndolo más chico," explicó. Además, agregó: "Sin la ropa, el paciente no se puede cambiar. Los pisos siempre necesitan la ropa de cama, frazada, colchones, todas esas cosas las hacen la limpieza del lavadero." A pesar de los años de trabajo, Miranda se siente muy agradecida y motivada: "Me gusta trabajar acá, me acostumbré hace 20 años más o menos que estoy. Trato cada día de hacerlo mejor."
Finalmente, otra trabajadora, que no se identificó, habló sobre su rol como modista en el hospital. "Las sábanas más grandes las hacemos más chicas, cuando están rotas igual sirven. Después, la sábana más chiquita la utilizamos para las cunas, para las cunitas de Neo." Su tarea es esencial, ya que también se encarga de confeccionar ropa de cama para los pacientes más pequeños, además de reciclar prendas que, aunque estén rotas, siguen siendo útiles.