¿El drama petrolero podría abrir las puertas a la minería en Chubut?
Mientras la Cuenca del Golfo San Jorge atraviesa una ola de despidos y ajustes, crece el debate sobre el desarrollo de la minería en la provincia. La salida de Halliburton y la reestructuración del sector hidrocarburífero ponen sobre la mesa una nueva discusión
La compañía de servicios Halliburton ratificó los despidos y se concentraría en Vaca Muerta. El secretario general de Petroleros Privados, Jorge "Loma" Ávila, habló y sostuvo que la ola de despidos en la industria hidrocarburífera es la antesala para volver a discutir el desarrollo de proyectos mineros en la provincia.
El camino de la Cuenca del Golfo San Jorge parece estar lleno de espinas. Las operadoras ajustan sus planes de inversión, avanzan los despidos camuflados en retiros voluntarios y las empresas de servicios arman sus valijas para aprovechar las bondades del no convencional.
Vaca Muerta es la miel que le da de comer a la industria petrolera y la Cuenca del Golfo San Jorge paga los platos rotos por la falta de planificación, pero también por abusar de las oportunidades que ofrecía un barril que llegó a superar los 100 dólares. El futuro no deseado llegó a la cuna del convencional y se prepara para revivir las páginas más oscuras en materia económica.
El jueves pasado se confirmó lo que era un secreto a voces: Halliburton ratificó los despidos y planea reconfigurar sus actividades en Vaca Muerta, donde junto con Schlumberger concentran el 60% de la actividad.
Jorge Ávila, secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Chubut, trató de poner paños fríos a una situación que viene cada vez más complicada. "Se van a pagar las indemnizaciones completas, más los francos trabajados y se va a buscar la forma de que los trabajadores vuelvan a regresar a laburar lo más rápido posible", sostuvo.
Y ratificó que "la empresa se retira de Chubut y prácticamente se está yendo prácticamente todo el capital a Vaca Muerta".
¿Qué significa esto? Desocupación y migración. Son 300 trabajadores que quedarán en la calle: son 140 de petroleros convencionales y 160 de jerárquicos. Asimismo, se abre una posibilidad para aquellos operarios que la compañía le ofreció reubicarse en Neuquén.
Sin embargo, hay varias cuestiones para tomar en cuenta. La provincia de Neuquén busca poner un freno a la ola migratoria debido a la saturación de servicios y la cantidad de gente que deambula por las calles por las restricciones laborales que tiene la Cuenca Neuquina.
A esto se le suma el caso de cada trabajador: muchos son sostén de hogar de sus hijos, pero también de sus padres y son claves para la rutina de sus familias lo cual en muchos casos hace imposible mudarse.
"Eso ya depende de los trabajadores. Nosotros no le podemos cortar la posibilidad de trabajo a nadie. Si hay alguien que se quiere ir, se puede ir", afirmó Ávila. En el gremio desean que los trabajadores se vayan a Neuquén, pero hay varios obstáculos por sortear. La situación es por lo menos incomoda.
Un panorama en rojo
El resto de la Cuenca sigue en estado crítico. Ya se habla de la baja de 15 equipos y al menos 1500 personas fuera del sistema laboral. La respuesta del sindicato: "es toda gente más antigua". El arreglo sería cobrar un retiro voluntario con 120% de indemnización más la liquidación final. "Se van con un número que es imposible que igualemos o igualen en otra escala. No hay forma de igualar", subrayó Ávila tratando de apaciguar las aguas.
A esto se le suma el retiro definitivo de YPF de Chubut. El titular de petroleros convencionales trató de vender como una victoria que la empresa de mayoría estatal no se vaya en junio sino en diciembre. Sin embargo, lo único que hace es estirar la agonía de trabajadores y pymes que no saben qué será de su futuro.
Ávila volvió a repetir que la única salida es el no convencional. "Si mira que la cuenca es madura, golpeada, no la quiere nadie, que tienen que pelear mucho para que venga un empresario a nivel local y no viene, tienen que prender una vela para que venga", graficó.
También trató de quitarle responsabilidad al Gobierno de Ignacio Torres. "Si el gobernador lo pusiéramos a hacer pozos y daría petróleo, sería un milagro. No va a ser así", bromeó Ávila.
Más allá de las palabras del dirigente, la realidad muestra que hay una falta de acción desde Fontana 50. La primera audiencia de conciliación obligatoria contó con la presencia del ministro de Hidrocarburos de Chubut, Federico Ponce, quien se ubicó a la izquierda de Ávila. En la reunión del jueves no hubo nadie del Gobierno provincial.
Pese a las malas noticias, el titular de petroleros convencionales se mostró fuerte y confiado en revertir un partido que cada vez es más complicado. "El trabajador confía mucho en el sindicato. Nosotros le hemos demostrado que puede confiar en el sindicato. Nosotros, de hecho, este acuerdo que estamos haciendo acá vinimos a sacar lo que más se pueda para los trabajadores", destacó.
Aflora la minería
Las declaraciones y las reuniones constantes que mantiene el gobernador con la Secretaría de Minería de la Nación marcan que Chubut discutirá más temprano que tarde la habilitación de los proyectos mineros que ya están en carpeta.
Ávila utilizó esa carta para justificar su voto positivo al DNU que le permitirá a Nación endeudarse nuevamente con el FMI. "El gobernador llamó, dijo, necesito las manos para apoyar esto, porque la provincia necesita plata, necesita tener deuda y poder tomarla, y la única forma de hacerlo es levantar la mano", consideró.
Ese "levantar la mano" implica, para Ávila, ir por "cosas nuevas". "Nos guste o no, hay que mirar la minería. Hoy la tenemos que mirar. No podemos mirar los distraídos y mirar cómo los trabajadores están afuera. Sería ilógico hacer eso", afirmó tras una leve sonrisa.
La minería se perfila como la salvación de Chubut. Los discursos se ordenarán bajo esa premisa. Lo que nadie se anima a decir es que un proyecto minero tarda por lo menos 5 años en estar en explotación, pero la cuestión más importante es ¿quién asegura que la Cuenca del Golfo San Jorge será primordial para abastecer la demanda laboral de los proyectos mineros? y ¿quién asegura que el Valle no copará los lugares que Comodoro está necesitando?
Son todas preguntas que por ahora nadie se anima a hacer. Lo mismo pasó hace 15 años cuando nadie se animaba a preguntarse qué pasaría cuando el petróleo se acabe y ese futuro ya llegó.