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A madre de niño con TEA le pidieron el desalojo: "Lucho sola para que mi hijo tenga un lugar digno"

Alejandra Morlivo, madre de un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), enfrenta desafíos constantes entre la falta de un hogar adecuado, la discriminación y la intensa rutina de terapias. Con apenas ayuda, denuncia la incomprensión y pide empatía y apoyo para vivir en condiciones dignas junto a su hijo.

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Alejandra Morlivo, madre de Leonel, un niño de 7 años con Trastorno del Espectro Autista (TEA), relató a ABCradio las dificultades que enfrenta para encontrar un hogar y la falta de empatía que recibe de la sociedad. Tras ser forzada a desalojar su vivienda, logró conseguir un nuevo lugar, aunque no sin obstáculos. "Hoy estoy caminando porque estoy llegando a buscar una terapia... mi hijo tiene 7 años... te lo diagnosticaron, y después mi vida cambió", expresó, subrayando la dedicación diaria que implica el cuidado de su hijo.

Es importante destacar que antes de alquilar ella vivía en una casa del IPV pero al divorciarse increíblemente la jueza de familia determinó que la casa quede para el marido y el posterior desalojo de ella con su hijo.  Ese tema aún no tiene resolución y la mujer debe alquilar.

Alejandra explicó la ardua rutina de terapias a las que Leonel asiste cada semana: "Los lunes, miércoles y jueves tiene terapia ocupacional, psicopedagogía, psicología y psiquiatría. Estoy cansada, mal... mi vida es andar de un lado a otro, en colectivos, caminando". La situación de su hijo exige atenciones especiales debido a sus problemas sensoriales. "Tiene crisis, y la gente no sabe lo que es un niño con TEA, miran raro cuando él se frustra. No hay empatía", expresó, lamentando la incomprensión que muchas veces enfrentan en público.

A lo largo de su búsqueda de un hogar, Alejandra enfrentó situaciones que la marcaron profundamente. "Hubo un problema donde le jalaron la oreja y le echaron leche por la espalda. Es lo peor que le podés hacer a un chico con discapacidad", comentó sobre incidentes en viviendas anteriores. A pesar de esto, logró conseguir un alquiler gracias a una señora que la encontró por redes sociales y les ofreció un lugar donde mudarse, "si Dios quiere", esa misma tarde.

Alejandra también compartió las carencias que enfrenta día a día, desde la alimentación hasta el costo del alquiler. "Hay días que comemos arroz hervido... sufro porque a veces él me pide y yo le digo 'mamá mañana te va a comprar'. De la municipalidad no recibo nada. Solo Desarrollo Social me da una cajita de alimentos", explicó, resaltando su deseo de que las autoridades le brinden un terreno donde construir un hogar.

Finalmente, Alejandra pidió más sensibilidad ante los efectos de la pirotecnia en niños con TEA. "Le hace llorar y gritar. Leonel se pega, se lastima, le da miedo. Lo único que puedo hacer es abrazarlo y decirle que ya va a pasar", comentó con tristeza, describiendo las crisis que atraviesa su hijo durante las celebraciones.

Con este testimonio, Alejandra busca hacer visible la realidad de muchas familias que enfrentan no solo los desafíos del TEA, sino también la discriminación y falta de apoyo en su comunidad.




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