Un testigo de Jehová captó una joven, la redujo a la servidumbre y abusó de ella, le dieron 30 años

El imputado, al principio la captó para su religión, la mantuvo cautiva muchos años y la  redujo a la servidumbre. Además  la sometió a prácticas sexuales aberrantes. El hombre es un comerciante y ex Testigo de Jehová, se le readecuó su pena y ahora está condenado a treinta años de prisión. Los hechos sucedieron en Tapalqué,  se lo […]

El imputado, al principio la captó para su religión, la mantuvo cautiva muchos años y la  redujo a la servidumbre. Además  la sometió a prácticas sexuales aberrantes.

El hombre es un comerciante y ex Testigo de Jehová, se le readecuó su pena y ahora está condenado a treinta años de prisión. Los hechos sucedieron en Tapalqué,  se lo considera en la nueva sanción también autor del delito de privación ilegal de la libertad coactiva agravada. El juicio se hizo  en el año 2015 el Tribunal Oral en lo Criminal número 2 de Azul, en ese momento le habían dado sólo quince años de prisión.

El TOC 2 se integró para las nuevas audiencias que por el caso se hicieron con los magistrados Gustavo Borghi, Joaquín Duba y Martín Céspedes y se lo condenó a 30 años. Se lo consideró al ser considerado ahora autor penalmente responsable de estupro calificado por haber sido cometido por un ministro de un culto reconocido o no, reducción a la servidumbre, abuso sexual calificado por mediar acceso carnal contra una menor de 18 años y aprovechando la convivencia previa, desobediencia y privación ilegal de la libertad coactiva agravada.

Ell imputado es Jorge Antonio Torres, de 49 años de edad, está preso en la Unidad 37 del Servicio Penitenciario Bonaerense, cárcel que tiene sede en la localidad juarense de Barker.

Torres había captado a su víctima para la religión que profesaba cuando la joven aún era menor de edad, después la llevó a vivir a su casa. La joven logró escaparse del cautiverio  y lo denunció en la Estación de Policía Comunal. La joven fue reducida a la servidumbre y el tandilense la sometió a toda clase de maltratos físicos y psicológicos, también la obligó a ejercer prácticas sexuales aberrantes, con sujetos a los que el abusador elegía al azar y hasta prácticas de zoofilia publicó el Tiempo.

 

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