Hoy, hace 80 años, la Segunda Guerra Mundial se peleó en costas sudamericanas

El 17 de diciembre de 1939 se hundía en aguas sudamericanas el acorazado alemán Graf Spee, antes de rendirse ante la armada británica.

Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania nazi de Hitler invadió de manera sorpresiva y “relámpago” a varios de los países europeos, con la intención de evitar la formación de alianzas que pudieran poner en riesgo su poderío bélico.

Pero los planes del Tercer Reich iban más allá del continente europeo, y además de firmar un compromiso de no agresión (que después fue roto) con la Unión Soviética de Stalin, envió mucho antes del estallido del conflicto a una de sus naves insignia, el acorazado Admiral Graf Spee, bautizado así en honor a Maximilian Von Spee, que había luchado en batallas clave de la Primera Guerra Mundial, a patrullar el Atlántico Sur para interceptar a los buques mercantes aliados.

De esta manera, el Graff Spee zarpó del puerto de Wilhelmshaven el 21 de agosto de 1939, once días antes del comienzo de las hostilidades, y una vez que alcanzó su destino comenzó con su tarea de corsario que en dos meses le deparó nada menos que nueve hundimientos y capturas.

Para cumplir con su objetivo, el capitán del Graf Spee recurrió a todo tipo de artimañas: cambió de nombre, de bandera y llegó a colocar una alta torre para confundirse con otra embarcación. Bajo la caballerosidad que distinguía a los oficiales de altamar, los alemanes nunca asesinaron a un solo tripulante ya que una vez que tenían a sus víctimas a tiro de cañón, les exigían no informar del ataque, para luego apresar a los oficiales superiores y evacuar a la tripulación.

Estas acciones causaron estragos en las líneas de abastecimiento británicas, que enseguida enviaron naves de guerra a buscar al Graf Spee con resultados infructuosos.

Sin embargo, el 7 de diciembre, el carguero SS Streonshalh logró informar la ubicación del crucero al alto mando británico, que le ordenó al comodoro Henry Harwood su captura. Con acierto, el oficial calculó dónde encontrar a la nave alemana: frente a las costas de Punta del Este.

Harwood lideró Al crucero pesado HMS Exeter, y los cruceros clase Leander HMS Ajax, HMS Achilles que arremetieron a la salida del sol contra el Graf Spee. El comandante alemán ordenó atacar con fuego pesado al Exeter (el más duro de sus rivales) y con armamento secundario a otro el Ajax.

El ataque alemán fue exitoso y dejó malherida a la nave principal británica en menos de media hora, pero Langdorff creyó que los cruceros menores trataban de atacarlo con torpedos y se retiró con una cortina de humo para ocultar su posición, cuando en realidad, las dos naves acudían a ayudar al Exeter que se estaba incendiando.

En las siguientes horas continuaron las hostilidades, con daños de mediana envergadura en todas las naves, lo que llevó al Langdorff a ordenar la retirada, hacia el estuario del Río de la Plata, con el fin de buscar refugio en alguno de los países que ya habían declarado su neutralidad.

La nave recaló en el puerto de Montevideo para efectuar reparaciones pero, ante la presión diplomática del Reino Unido, el gobierno de Uruguay obligó al navío alemán a zarpar, sabiendo que por sus daños no tenía muchas posibilidades de escapar al cerco de los barcos británicos que lo estaban esperando a pocas millas de distancia.

Esta acción se vio complementada con una estratagema basada en transmitir falsos mensajes relativos a la formación de una importante escuadra británica, que no era tal, ya que los barcos disponibles, eran los mismos que habían quedado seriamente dañados en el combate.

Ante estas informaciones, Langdorff optó por echar a pique la embarcación e 17 de diciembre de 1939. Los restos del crucero fueron desguazados por los británicos entre 1942 y 1943 con el objeto de estudiar su telémetro, y se los vendieron a Alemania en 14 mil libras como concepto de “salvamento” utilizando una empresa de ingeniería de Montevideo como tapadera.

Los tripulantes fueron alojados en diferentes localidades de la Argentina, en tanto que Langdorff se suicidó con un disparo en el cuarto del hotel en el que se alojaba, en Buenos Aires.

La película “La Batalla del Río De La Plata” (The Battle of the River Plate) reflejó estos hechos bajo la mirada británica. Estrenada en 1956, contó con los protagónicos de Peter Finch, Anthony Quayle, John Gregson, Ian Hunter y Jack Gwillim.

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